La
Animación Hospitalaria es uno de los
varios proyectos que se llevan a cabo desde Cruz Roja Española. A través de los
voluntarios se pretende mejorar la calidad de los menores que se encuentran
ingresados en hospitales.
Este
proyecto ha sido posible gracias a una serie de avances en la Defensa del menor,
desde la Declaración de los Derechos del Niño (1959), en la que se introduce un
apartado dedicado a la difusión de los derechos de los niños hospitalizados,
pasando por la Carta Europea de los Niños Hospitalizados (1986), las Recomendaciones
sobre la hospitalización infantil (Comisión Hospitalaria de la Comunidad
Europea, 1987), las Jornadas Nacionales sobre los Derechos de los Niños en los
Hospitales, hasta la Convención sobre los Derechos del Niño (1989, firmada por
España en 1990).
Para
comprender la realidad que viven estos menores debemos ser conscientes de la
cantidad de repercusiones que supone el ingreso de los mismos en los hospitales,
que pueden manifestarse de diversas formas: respuestas activas (lloros, gritos,
resistencia a medicamentos), respuestas pasivas (disminución comunicación,
excesivo tiempo de sueño), conductas agresivas, miedos, etc. Entre las causas
desencadenantes de estas conductas se encuentran la separación de los padres
del menor, la permanencia en un entorno no familiar y la edad de los niños.
Asimismo, el entorno hospitalario también afecta a los niños y a los padres,
generándoles un estado de gran ansiedad. La edad del niño y la etapa evolutiva
en la que se encuentre determinan su forma de comportamiento cuando está
ingresado.
El ingreso hospitalario de menores conlleva en muchas ocasiones una serie de desajustes que afectan a diversos ámbitos, social, familiar, emocional y educativo. Cuando el ingreso es prolongado suele llevar a la ruptura con su entorno social, con la familia extensa, etc; rompiendo de forma temporal con su ritmo de vida cotidiano.
Durante su estancia en el hospital los menores deben adaptarse a un medio extraño, pues se trata de un espacio diferente al que están acostumbrados, con largos espacios de tiempo vacíos y el sometimiento a pruebas y tratamientos médicos. Esto supone un período de riesgo psicosocial para el menor y su familia, pudiendo convertirse en un período de crisis para el proceso del desarrollo del menor.
El ingreso hospitalario de menores conlleva en muchas ocasiones una serie de desajustes que afectan a diversos ámbitos, social, familiar, emocional y educativo. Cuando el ingreso es prolongado suele llevar a la ruptura con su entorno social, con la familia extensa, etc; rompiendo de forma temporal con su ritmo de vida cotidiano.
Durante su estancia en el hospital los menores deben adaptarse a un medio extraño, pues se trata de un espacio diferente al que están acostumbrados, con largos espacios de tiempo vacíos y el sometimiento a pruebas y tratamientos médicos. Esto supone un período de riesgo psicosocial para el menor y su familia, pudiendo convertirse en un período de crisis para el proceso del desarrollo del menor.
La
intervención de los voluntarios con los menores en los hospitales parte de la
idea de que “En función del soporte que se les ofrezca y de la
percepción de apoyo social que tengan ante estos acontecimientos, afrontarán de
una mejor forma todas estas situaciones, evitando así que se vivencien de forma
traumática”. De ahí la importancia de que las nuevas relaciones en el hospital
se produzcan de la forma más espontánea y natural posible.
Por ello,
para mejorar la estancia de estos niños en los hospitales se proponen una serie
de actividades de carácter lúdico, de educación no formal, de tiempo libre,
etc; a través de las que se dinamizará la estancia y se le mostrará apoyo
emocional a estos niños para que puedan afrontar de mejor forma la situación
por la que están pasando.
De esta
forma, el voluntario de Cruz Roja actúa como agente mediador entre la comunidad
y el entorno hospitalario, desarrollando una serie de servicios de animación y
acompañamiento educativo a los menores, de soporte y apoyo a sus familias, que
contribuyan a vivir sanamente el ingreso y la recuperación.
Este
proyecto se encuadra dentro de las acciones de Prevención y Promoción de la
Calidad de Vida Infantil del Programa de Infancia en Dificultades del Plan de
Intervención Social de Cruz Roja Española. Mediante la Animación Hospitalaria,
los voluntarios de Cruz Roja pretenden llevar a cabo un proceso global con la
comunidad hospitalaria creando un ambiente positivo, que compense los
desajustes afectivos y se potencien las relaciones personales a través del
desarrollo de actividades gratificantes tanto grupales como individuales. Con
ello se complementa la labor de los Centros Hospitalarios, intentando que el
ingreso hospitalario y la enfermedad no supongan una ruptura en el proceso de
desarrollo de los menores, y potenciando al máximo sus capacidades.
Todo
ello nos lleva a reflexionar sobre la importancia de la hospitalización y las
condiciones en las que debe llevarse a cabo para minimizar las reacciones
negativas que produce en los niños y para que se vean afectados lo menos
posible en su vida cotidiana.
Como
voluntaria de Cruz Roja, considero que este proyecto es uno de los más
importantes dentro de la organización, puesto que tiene un alcance realmente grande
tanto a nivel estatal como a nivel provincial.
Por
el contacto directo con voluntarios que colaboran en este proyecto, puedo
afirmar que la actuación de los mismos resulta muy gratificante para los
menores que se encuentran ingresados, que desarrollan lazos afectivos con los
voluntarios, llegando a considerarles como unas de las personas más cercanas a
su círculo. Sin embargo, una de las normativas que dirigen este proyecto postula
que los voluntarios deben ir rotando en su actividad, evitando pasar mucho tiempo
con el mismo niño, para precisamente, evitar que se creen esos lazos tan íntimos
que puedan perjudicar tanto al menor como al voluntario si se diera la separación
de uno del otro, debido a las complicaciones en la salud del primero y la disponibilidad
para ejercer la labor voluntaria del segundo.
En
mi opinión, estas medidas presentan una doble cara, ya que puede resultar más fácil
para el voluntario el no establecer una relación íntima con el menor, reduciendo
así el impacto que le pueda causar el fallecimiento del mismo, pero al mismo tiempo,
es más difícil para el menor comenzar una nueva relación con cada voluntario, limitando
así su red de apoyo.
Fuente
de información: Guía de Animación Hospitalaria de Cruz Roja Española.
María
Salamanca González
Hola. Soy monitora de tiempo libre y de cara al verano me gustaría formar parte de animación hospitalaria. qué debo hacer?
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